Entre la música, el amor y Febrero.

La música siempre fue parte de su vida. Desde niña su sueño era ser cantante. Creció escuchando a los exponentes más grandes del jazz. Charles Mingus, Louis Armstrong, Joe Pass y Sonny Rollins eran los artistas favoritos de su padre y cada vez que viajaban juntos en el auto familiar, él ponía sus canciones. Al principio, la pequeña Andrea no se dejaba convencer por sus sonidos, no fue hasta que cumplió los 7 años y empezó a tocar la trompeta, que ser jazzista se convirtió en su mayor anhelo y aquellos músicos en su inspiración.

 

¿Quiénes más te han inspirado?

 

“Somos un poco de todas las personas que han estado a nuestro alrededor. Desde los profesores del colegio, hasta la familia. Mis padres y hermana seguro que me han influido y yo siempre he intentado fijarme en las cosas de la gente que me rodea e intentar aprenderlas, para así ir añadiendo pedacitos e ir mejorando. Intento coger inspiración de la mayor cantidad de gente y cosas posibles”, respondió Andrea.

 

Ahora, ya no son solamente sus padres, su hermana y ella. Durante los últimos años su familia no ha dejado de crecer y hay quienes con cariño los apodan los “Motingers”, ya que Andrea Motis junto a su compañero Christoph Mallinger, tuvieron dos hijos. El mayor tiene 3 años, mientras que el menor apenas tiene unos meses.

 

¿En qué sientes que ha cambiado tu vida al ser mamá?

 

“La verdad es que en todo. Creo que lo más bonito es que me ha dado más confianza y firmeza. Ha hecho que mis prioridades sean mucho más palpables y las visualice mucho mejor. Ahora es mucho más fácil para mi decir que no. Es algo muy positivo y afecta todo en la vida”, reflexionó la trompetista.

 

Un día normal en la vida de Andrea Motis es así; en las mañanas, cuando su bebe duerme, es cuando puede aprender y componer canciones. El amortiguador de sonido de su trompeta se ha convertido en un gran aliado, ya que así puede practicar sin despertar a su pequeño. Las tardes, cuando no tiene entrevistas o conciertos, se las dedica 100% a sus hijos y hacen panoramas familiares.

 

Como cantante se define autodidacta, pero tiene una basta formación de trompetista. Recuerda que fue su profesor y mentor, Joan Chamorro, quien le transmitió su pasión por el instrumento, a los 7 años. Estuvo 10 años participando en la Sant Andreu Jazz Band, una orquesta conocida en toda Europa, donde también exploró el canto, a los 11 años. Luego, cursó hasta el nivel profesional de trompeta en la escuela de música IEA Oriol Martorell de Barcelona.

 

¿Cuál es tu música favorita?

 

“Escucho mucho jazz. Es un género que abarca muchos estilos porque está fusionado con todo y tiene referentes muy variados. Pero también hay muchos otros géneros que me gustan. Como, por ejemplo, desde que tengo conexión con Chile me interesa mucho la cumbia y artistas como Pascuala Ilabaca. La música latinoamericana me llama mucho la atención y disfruto escuchándola”, comentó la española.

 

Su paso por Chile comenzó hace 7 años, después de que su compañero, Christoph, hablará sobre ella con Christian Boesch, Presidente Ejecutivo y fundador de Fundación Cultural Papageno. Mallinger trabajaba en un proyecto pedagógico y benéfico en Austria, llamado Superar. Fue entonces cuando Hilti Foundation lo comunicó con Christian para que viniera a Villarrica y enseñara música clásica, jazz e improvisación en los campamentos de verano de Papageno. Al año siguiente Andrea lo acompañó y desde entonces regresan juntos cada temporada.

 

¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando con Fundación Cultural Papageno?

 

“Siempre ha sido lo mejor del año. Es una experiencia muy bonita porque no es solamente musical, sino que también hay una gran parte de vivir en la naturaleza y sociabilizar, hacer amigos tanto en los niños como en los profesores. Realmente ha sido una oportunidad muy buena, porque muchas veces desde la Fundación Papageno se ha traído a otros músicos de jazz, como Federico Dannemann. He conocido a artistas brillantes en los campamentos”, opinó Motis.

 

La trompetista siguió comentando que “los últimos años hemos estado trabajando también con la Camerata Papageno. En lo personal, ha sido una cosa bestial y musicalmente excelente. Me he sentido muy cómoda porque tenemos edades parecidas. Son muy buenos y con mucho nivel en la música clásica, pero realmente también tienen mucha idea y talento al improvisar. Entonces es increíble e impresionante trabajar con ellos”.

 

Durante el Campamento de Jazz del año pasado, se planteó un objetivo que sobrepasaba todo en lo que habían trabajado la Camerata Papageno y Andrea. Partió como una idea para tener una finalidad y mantener la motivación, pero terminó en algo mucho más grande y profesional. Así es como nació Febrero, su álbum en conjunto.

 

El disco se grabó en los Estudios Del Sur con un equipo conformado por los mejores sonidistas y productores, entre ellos Chalo González, quien tiene un Grammy Latino y ha colaborado con artistas como Mon Laferte, además del ya mencionado Federico Dannenmann, quien también es guitarrista y compositor. Andrea describe el lugar como una mansión de lujo ubicada en el medio de la naturaleza.

 

El lanzamiento del disco estará acompañado por una gira que llegará hasta Cataluña y las Islas Feroe de Dinamarca en Julio del próximo año. Si bien aún no está confirmado, también podría llegar hasta Alemania, Austria, Finlandia, Francia y España.

 

En este momento de tu vida, ¿cuál es tu mayor sueño?

 

“Seguir haciendo lo que me gusta, a pesar de que lo llevo haciendo más de 10 años, nunca lo tomo como garantía, año tras año se va renovando el público, los proyectos y demás. Siempre puede ir bien o mal. Tengo la sensación de no necesitar nada más, estoy muy feliz con mi vida. Entonces, más que soñar con algo distinto, yo creo que la cosa es ir renovando ese sueño”, sentenció Andrea.

 

Entrevistador: Sebastián Saenz

Fotógrafa: Valentina Traslaviña